Respuesta: Para que nunca olviden, por generaciones y generaciones, el destino final de la mujer adúltera: Las carnes de su cuerpo sin vida serán comidas por los perros.
Solo quedará, para que vean todos, su cabeza, para que reconozcan y recuerden por siempre, que Dios siempre cumple sus sentencias e impone su Santa Justicia.
Santiago.
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